Ulf - Una Historia Increible

TURE ERICKSON y el ULF

Protagonistas de una aventura audaz y casi desconocida
 

Por Oscar Doldán Pérez
                                                                                               

Ture Erickson, un intrépido y soñador de origen finlandés, que llevaba en su sangre la pasión por la navegación de un viejo lobo de mar, había contraído nupcias con la señorita Joyce Staley, hija del propietario de la agencia de lanchas “E.Stanley” que ofrecía a los lugareños y turistas el servicio de trasporte en balsas desde San Bernardino a Kendall y viceversa, con la consiguiente combinación a través de la vía férrea entre Kendall-Areguá-Asunción.

Con el señor Ernesto Stanley, proveniente de una familia de colonos de origen británico, forjaron la idea de construir, en los astilleros de la empresa, una embarcación, con personal paraguayo y el resistente lapacho de la región, con el quijotesco sueño de dar la vuelta el globo terráqueo y llegar hasta su lejana Finlandia. 

La nave, que fue bautizada con el nombre ULF, cuya construcción demando 14 meses, tenía el estilo de los buques deportivos nórdicos, con 2 palos, velas al tercio y complementado por un motor auxiliar. Las dimensiones eran: 41 pies de longitud, 12 pies de ancho y 7,5 de calado.

El navío estaba constituido por 3 partes bien diferenciadas:

  1. En la proa se hallaba el camarote que utilizaban los esposos Erickson-Stanley, y estantes varios.
  2. En la parte media había: un sofá, dos camas, un salón de estar con una mesa con tres taburetes.
  3. En la popa estaba, la cocina, el baño y un motor de 12 HP, que podía desarrollar una velocidad de hasta 6 millas por hora, además de los depósitos de agua, kerosene y nafta.

Una vez culminados los detalles de carpintería, ya los ansiosos navegantes programaron impacientes el itinerario de tan temeraria aventura.

En diciembre de 1925, el ULF ya se encontraba flotando sobre las aguas del lago azul de Ypacaraí. Se tuvo que realizar trabajos especiales para que el esteral río Salado, pueda albergar al yate de 20 toneladas, y recorrer las 15 leguas que lo separan de las caudalosas aguas del río Paraguay, en 21 penosos días.

En 10 de enero de 1926 zarpa de Asunción, llevando orgullosa en el mástil la tricolor bandera paraguaya, con una dotación de 3 personas, con Ture Erickson como capitán, su esposa Joyce  y completando la tripulación, el señor Rubén Suominen, un antiguo amigo de Ture también de origen finlandés con quien compartieron desde jóvenes la misma afición por la navegación, siendo ambos amigos miembros del Club naval de su país de origen, y ahora unidos por la pretenciosa intención de viajar alrededor del mundo. Fueron tantos los homenajes recibidos, que recién en el mes de febrero enfilaron hacia la capital argentina

Al llegar a Buenos Aires, la popular revista “Caras y Caretas”, le dedica una nota en donde le rinde un gran homenaje a toda la arriesgada tripulación, el capitán Erickson reafirma su intención de dar la vuelta al mundo. Permanecieron allí 3 meses como miembros del Club Naval de la Marina Argentina.

El 7 de junio de 1926 parten de Buenos Aires, en una azarosa expedición en la que tuvieron que lidiar con tormentas huracanadas, a tal punto que se los dio por desaparecidos, hasta que 30 días mas tarde sin ver tierra firme arriban a Río de Janeiro, en donde luego de una escala de 15 días, vuelven  a navegar llegando a Pernambuco 20 días mas tarde, y desde allí rumbo al Caribe, invirtiendo solo 20 días para llegar a la paradisíaca isla de Trinidad, enclavada en la Antillas, en donde permanecieron 6 semanas.

De Trinidad viajaron durante 6 días llegando a San Juan de Puerto Rico el 27 de octubre de 1926. A la sazón la tripulación ya estaba constituida por 3 personas...y media habida cuenta del avanzado estado de gravidez de la señora Joyce!

Permanecieron en San Juan durante 5 semanas, y el salieron de dicho puerto el 27 de noviembre rumbo a Jamaica, pero una inesperada tempestad desvió la embarcación hacia la playa Mosquéa, en el extremo de Republica Dominicana, en donde el barco se estrelló el 30 de noviembre de 1926, a 1200 metros de la costa, trayecto en que la tripulación, incluida la señora Joyce en estado de avanzado embarazo, lo hicieron a nado luchando contra las espumosas y gigantescas olas. 

                                                             

Felizmente el 13 de enero de 1927 en Santo Domingo, se produjo el feliz advenimiento de la pequeña Amalia, primogénita de los Erickson.

Lo curioso es que a pesar del la violenta tormenta, el noble ULF no claudico y… se mantuvo intacto!! El durísimo lapacho paraguayo, parangonando el alma guaraní resistió los embates de la adversidad.

Los esposos Erickson-Stanley lograron vender la nave y adquirieron una barcaza para cabotaje de petróleo, instalándose transitoriamente en la isla de Curazao.

Cuando se hallaban programando su regreso a nuestra tierra, lamentablemente le sorprendió la muerte al heroico Ture Erickson por complicaciones derivadas del gran esfuerzo realizado en aquel naufragio.

La señora Joyce y su pequeña Amalia volvieron al Paraguay y mas adelante se radicaron en EEUU

Llamativamente esta colosal hazaña partida de San Bernardino, es poco conocida en nuestros días, máxime aun que fue exaltada, por el genial Manuel Ortiz guerrero, que le dedico una inspirada poesía con su incomparable estilo.  

“ULF” (fragmento de la extensa poesía de Manuel Ortiz guerrero)

El “Ulf” está listo

minúsculo yate, su igual no se ha visto

izado en el mástil, el bélico paño tricolor se ve.

De tayí es la quilla,

de urundeí negro la férrea costilla,

de laurel su casco, la banda de cedro y el mástil de fé.

El “lobo” que vino

por el río Salado, de San Bernardino

dormita en la rada cual cisne coqueto soñando en el mar.

Beber lontananza!

Los vientos del Cabo de Buena Esperanza!

Melódicos golfos añiles de Oriente que habrá de surcar

Erickson: ve, vuela

al viento tendida la impávida vela,

por todos los mares, por todos los puertos, a contar que aquí

existe una tierra,

donde arrasaron ciclones de guerra,

trigales y torres del noble y fecundo solar guaraní.

El “lobo” que vino

por el río Salado, de San Bernardino,

dormita en la rada como una hamaca de etamina azul!...

Oh!, pobre alma mía,

ciega de luz, loca de melancolía!...

¿lloras porque quieres también, para siempre, partir con el “Ulf”?

 

Fuentes

1.     Stanley, William: “ULF”, Cien años de San Bernardino (Tres Historias), 3° premio. Editado por el Instituto Cultural Paraguayo – Alemán. 1982.

2.     Doldán Ynsfrán, Alejandro: “San Bernardino, su primera época” y “Una aventura audaz y casi desconocida”, Cien años de San Bernardino (Tres Historias), 2° premio. Editado por el Instituto Cultural Paraguayo – Alemán. 1982.

3.     Verón, Luis: “Los años terminando en 6”.Revista ABC digital. Domingo 4 de junio de 2006